Siempre queda algo en el tarro

Después de casi veinticinco años todavía hay cosas que no nos hemos contado, será que no hablo mucho, aunque me extraña que esa sea la razón.

Anoche estaba reventada después de todo el día liada en la huerta y tenía la guardia baja, cuando me quise dar cuenta me había tragado la procesión del corpus que echaban en televirgen y salió por mi boca, “pues cuando yo salí”, se volvió la pakirrota a mirarme O_O, claro coño que yo también pasé, como casi todas, por este calvario y le conté la película, de miedo claro porque siempre he sido rara y era la única que no quería comulgar que me obligaron que no convencieron a soportar un año de lavado de cerebro ellos lo llamaban catequesis, a ponerme el puto disfraz que me sentía totalmente fuera de lugar, la ceremonia tostón insoportable, la confesión que yo no tenía pecados, la fiesta que a mi me gustan las fiestas pero no ser el centro de atención, el desfile que odio que me miren.

Ilustro con foto titulada ¿qué mierda hago yo aquí?

Estuve enfadada un año.