jueves, 26 de noviembre de 2009

Boliana

Hace unos días bollogleando di con el blog de farala, en el que proponia mardar historias sobre nuestras perras y gatas y como me pareció una bonita iniciativa, me dije que cuando tuviera un momento pensaría en alguna o no.
El viernes pasado a eso de las 5 de la mañana me desperté y estaba toda relajada en la cama ordenando pensamientos cuando me vino a la cabeza y al poco tiempo mi pakita me llamó la atención con un "ve a reirte a otro sitio que hay personas durmiendo".



hay va la batallita que mandé y también la podeís leer aqui.

http://blogdefarala.blogspot.com/2009/11/cats-xx-la-boliana.html


La Boliana, linda gatita con puntos especiales que estuvo con nosotras 16 años, no era precisamente una gatita cariñosa, para haceros una idea de su carácter hay que saber que su principal diversión era hacer miedo a la gente, sobretodo a los niños, por otro lado tenía las cosas muy claras, una vez tubo una camada de la que le dejamos una gatita (la Socorro) a la que no le tenía ningún cariño y había que bajar a recogerla del patio de la vecina de abajo casi todos los días y no se caía, menos mal que era un primero.


Hace unos años nos fuimos a vivir a una casita al campo y con la nueva situación nos decidimos a tener perro también y nos dieron un pastor alemán de mes y medio (el Curri), a las dos semanas la gata se cansó de que no supiéramos hacer de madres del cachorro y decidió adoptarlo. Es importante darse cuenta de que el Curri era como el doble o el triple que ella. Con la nueva situación, se pasaba el día cuidándolo, lavándolo, dormían juntos, lo dejaba comer primero mientras ella vigilaba y todas esas cosas que hacen las madres.


Una tarde apareció por casa el perro de mi hermano (el Canelo), un labrador de unos 30 kilos y le gruñó al Curri. La Boliana que vio que se había metido con su hijo, le pegó una paliza de impresión, el Canelo todavía no sabe por donde vino el tren que lo atropelló. Con esta encantadora situación estaban una tarde jugando y el Curri le puso la pata encima y casi la aplasta y se vio claramente como levantó la mirada, abrió los ojos y estoy segura de que pensó, ¡HOSTIA, UN PERRO! Le bufó un par de veces y salió corriendo para subirse a un árbol.


Y se acabó el hijo.

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