Cada vez que conocemos a alguien nuevo acaba preguntando si estamos casadas y estoy aburrida de contar la misma película, que parezco ben-hur en semana santa. Así que lo cuento aquí y a la próxima que alguna pregunte la redirecciono o hipervínculo ¿cómo se dice?
A los pocos días de aprobar la ley de marras allá por el 2006. La Pakirrota me pregunta ¿nos casamos? la miro de reojo con una mirada donde se podía ver claramente un ¿estás de coña? Le respondo NO, ella que ya sabe que primero contesto no a todo y luego lo pienso, espera y a los dos minutos llego yo. (lentita que es una) Si, si quieres nos casamos, aunque solo sea para hacer bulto y porque me van a dar quince días de vacaciones. Pero no cantes victoria tan pronto que voy a poner condiciones. La Pakirrota con su cara de “a ver lo que se me viene encima” me dejó hablar. Ahí me tienes a mi soltando condiciones hasta que me dijo que si eso nos casábamos por poderes porque puse cientos, a destacar las etiquetadas como no negociables, pero que infelizota ¿no negociable? Voy con ellas.
-NO ME OCUPO DE NADA, tú te encargas de todo, esta es no negociable, pero se cae por su propio peso, si no estás poco puedes hacer así que sólo fui a firmar al juzgado.
-NO ME DISFRAZO. Y yo que pensaba que cuando una ya es mayor se puede poner la ropa que le da la gana, pues no, todo se negocia. A ver, soy de camisetas de kukusumusu y vaqueros, vamos que como mucho accedo a ponerme una camiseta que no lleve una hoja de maría y que quede claro que para mi ponerme una camisa es ir disfrazada. Me sentí tan presionada con el temita que hasta llegué a amenazar con “a que me planto en el juzgado con mi camiseta de fontanería manolo” y lo de los vaqueros “ni pienses que me voy a poner otra cosa”. Y el pelo? Hostia el pelo, uff, creo que fue lo peor, entonces llevaba el pelo largo, tan largo que hasta parecía una mujer. Fui machacada durante días con un córtate el pelo, córtate el pelo, córtate el pelo, ¿si? Ahora verás, dos días antes de la boda fui a la pelu, me siento, Valeria con la tijera en la mano, le digo, no, coge la moto, al uno, me contesta, no guapa, de mi casa no sales con el pelo al uno, con esta no puede así que al dos. Así fue. En la sección disfraz entran los anillos a los que accedí porque eran heredados de un amigo que había muerto poco antes. Y el tema ramo? vamos y vamos, que quede claro que yo no soy ningún florero y tampoco me voy a casar con ninguno.
-A la ceremonia iremos LAS ESTRICTAMENTE NECESARIAS, ni una más, que yo no soy ningún mono de feria. Soy tímida (jajaja) y no me siento cómoda siendo el centro de atención y quien quiera que se mosquee, ya se le pasará. La gente no entendió que no podían venir al juzgado, costó horrores mantener en secreto el día y la hora.
-Exijo tener DERECHO DE VETO sobre los invitados que luego me cuelas gente que no soporto y encima los tengo que besar. Porque claro, no lo he dicho, hubo festorro, empezamos a hacer la lista de invitados, vaya tela, pero ¿Cuántos amigos tiene esta mujer? Decidimos poner límite en cien, esperando que fallara alguien, no faltó nadie, bueno faltaron mis padres adoptivos que las oposiciones son muy malas.
La Pakirrota apuntaba gente y yo los borraba haciendo la mula parda, con cosas como “esa no quiero que venga a mi casa” “pero, si hace mil años que no los ves” y aún se me coló el del megáfono. Al final la pakirrota invitó a noventa y nueve y yo a una, cierto que algunos eran comunes, o no.
Bueno, esto se está extendiendo demasiado, así que próximamente relato el diíta que tuvimos.