Cortocircuito

En la sala de espera de un médico, cómo no, últimamente no hacemos otra cosa, sale la enfermera a buscar a la pakirrota que estaba despistada, me vuelvo y le digo “maricarmen”, ¿maricarmen? Si en la vida la he llamado así, vale que es su nombre y que en los 24 años de convivencia le he cambiado el nombre ‘sienes de veses’ pero jamás se me ha ocurrido llamarla maricarmen.

Me ha venido a la cabeza un suceso de cuando vivíamos en la civilización, suena un día el timbre y salgo, vivíamos en la parte de arriba de una casa con puerta exclusiva, vamos que había una puerta abajo, una escalera y la puerta de arriba, abro la puerta y veo, abajo en el porche, una señora rubia, ¿está maricarmen? Y con la simpatía que me caracteriza de le contesto ¡Aquí no vive ninguna maricarmen!, cierro la puerta y me voy para adentro, cuando llego a la cocina,(que está bastante lejos de la puerta, casa super grande) ummm, ¿de qué me suena esta mujer? Hostia, la de la asociación! y vuelvo corriendo y la señora en cuestión estaba todavía petrificada con los ojos como platos y la boca abierta, sin reaccionar. Ya sabéis lo que siguió, perdón, perdón, perdón.

Y hay más, aparece un día nuestra amiga Mayte por casa.
Mayte: no sabía que su madre estuviera tan mal?
pakirrota: ¿mi madre qué? 
Mayte: que me he encontrado con tu madre y no me ha conocido
pakirrota: Tampoco es tan raro, la habrás pillado en sus cosas
Mayte: si, pero es que tampoco te conoce a ti. Que le he preguntado por su hija maricarmen y me ha contestado que ella no tiene ninguna hija maricarmen.
jajaja es que a mi suegra hay que pillarle el punto, que tiene un humor genial.

Pakirrota, no sé a quien se le ocurrió ponerte maricarmen pero es que no te pega nada.