Sigo Liada

Segundo día ordenando la pocilga, sigo sacando cosas al pasillo, me suena el teléfono, esto que para el resto del mundo es algo normal para mi es una rareza o la rara soy yo porque no le doy mi número a nadie, sigo, la llamada es para avisar de que el mueble que hemos comprado (a cal rata jajaja, es un desguace) nos lo traen esta tarde, aparece la pakirrota que a estas alturas ya anda con el morro torcido y pregunta ¿Dónde lo vamos a poner? En el pasillo hasta que le haga un hueco en la cocina. ¿EN QUÉ PASILLO? No sé por qué me da que se le está acabando la paciencia. Bah, yo sigo relajada, me he tomado esto con tranquilidad pero me vuelven a llamar, esta vez por skype para decirme que a las cinco vienen a casa a explicarme como se hacen unas cosas de otro curro que tengo de esos que me van a hacer millonaria jajaja, ufff a correr, se acabó la tranquilidad, a las cinco en punto acabo de colocarlo todo, ahora parece un estudio y a las cinco y un minuto tengo que buscar una carpeta que, por supuesto, no encuentro y mira que lo pensé, tengo que tener cuidado de no hacer el tetris pero mi cabeza cuadrada no me lo permite. Pues eso, que esto vuelve a ser mi pocilga, solo ha sido un estudio durante un minuto.

Dije ayer que todos mis libros cabían en tres estanterías, pues no, ahora caben en dos, he tirado todo lo que me ha dado la gana y también me he encontrado algunas cosas para enmarcar como la carta a los reyes del año que me compré la moto y la nota de mi primer examen de la universidad, un cero.