martes, 30 de noviembre de 2010

embutida

Por catacaldos asistí a una exposición un tanto sui generis de la teoría de la embutición, en este caso más bien la definición de los axiomas de un teorema, el de la embutición, claro, que me quedé a escuchar porque nada más llegar tuve que reprimir una carcajada y estaba convencida de que me iba a divertir. El tema es, dos tíos delante de una máquina, uno explicando que la mecanización de la pieza ha de ser milimétrica para que la embutición del tornillo ajuste perfectamente más un avellanado en el mueble para evitar rozaduras y no se cuantas cosas más, vamos una gilipollez detrás de otra.

El caso es que anoche me vino a la cabeza, porque si hubiera prestado atención a la exposición de este teorema no me habría encabezonado en meterme en unos pantalones en los que ya no quepo, vamos, que demostré el teorema, axioma por axioma pero por lógica inversa.

Y que quede claro que no es que yo haya engordado porque lleve dos meses comiendo como si se fuera a acabar el mundo, no, es que no hay que dejar que te lave los pantalones un tío por muy servicial que sea porque yo entraba en ellos hace nada.

vamos, que la culpa no es mía, es que son las cuatro de la mañana y no puedo dormir.

4 comentarios:

Juli Gan dijo...

Huy, Güertana. Mala solución le veo. Tendrás que dedicarte a ese famoso deporte de riesgo que se llama "ir de compritas". Lo siento, de verdad :(

Antonia dijo...

juli gan, eso nunca, antes me encasqueto un saco de arpillera. jajajaja

pakirrota dijo...

jajajaja es que que te lavaron los pantalones con agua caliente, porque los quesos esos que no paras de comer son todos desnatados y light, jajajaja

kalaverde dijo...

Hija, pues yo te veo estupenda. Lo de la ropa seguro que se arregla de una manera u otra, tú de momento no te ofusques y verás como te llega alguna solución.