Ya estoy lista

Después de mucho tiempo en la sala de restauración salgo a pasar el control de calidad antes de irnos, salgo contenta por el resultado con el pelo suelto y una camisola que me he comprado que, a mi entender, me da un toque femenino, así que me planto delante de la pakirrota, que todo hay que decirlo, me devuelve al armario las más de las veces, con mi cara de satisfacción y me dice, pareces un tano, plof, se me pone un nudo en la garganta, me quedo mirándola esperando que se de cuenta de que ha sido una puñalada trapera y me dice, anda, recógete el pelo a ver si así pareces una tana, me doy la vuelta y se me quita el nudo de la garganta para dejar salir las lágrimas. Ya no soy la tía fuerte que solía ser, ahora lloro por todo, al principio de las lloreras no me reconocía, pensaba, esta no soy yo, pero llevo tanto tiempo así que ahora ya me reconozco, me he ido, sí, me he ido del tema y también me he ido a la calle indecisa, no sabía si coger el garrote de mi abuelo, una rama de romero o directamente una rama de olivo e irme a la procesión, informo que es domingo de ramos.